Observando fotos en Facebook me di cuenta de que viene de lejos esto de coleccionar lugares curiosos y originales. Fue unas Navidades tras vagar por una Benalmadena desértica y preguntar a un taxista si había vida humana cerca, cuando llegamos al Arroyo de la miel, un lugar un poco más normal. Allí estaba este bar de autor , como diría mi amigo Antonio.
En Congelados Rosada, las cañas y las raciones de pescaito frito volaban, con una pinta magnífica igual que el precio. Pero con la peculiaridad de que muchas mesas eran cámaras frigoríficas llenas de merluzas y guisantes.
¡Eso es! la imaginación al poder, en congelados Rosada hasta las doce de la mañana tienda de congelados, después todo se cambia de sitio y a comer. Que vivan los bares de congelados.
Por su originalidad y su gente maja debo decir que por supuesto .
VOLVERÉ
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